MUERE UN ESTUDIANTE


Mire la foto. Mírele la cara al pelao. Pa qué, pero si aun amigo nuestro, al Boyaco, al Perturbao, al Desparchao, a anuestra amiga la maoísta le ubieran tomao una foto así hoy sería el día en que no se la pararíamos de montar, y le hubiéramos montado chismes con la amiga con quien aparece, y las burlas serían épicas porque ¿en qué clase sitio estaba cuando le tomaron la foto?. Si hubieramos sido amigos de Julián igual se la habríamos montao. Pero ya no podremos ser amigos de él porque lo mataron en Cali la madrugada del jueves.

Y mire la foto y mírela bien. Un estudiante como cualquier otro, como usted y como yo, pero de la Universidad del Valle. A lo mejor y el semestre pasao le hizo el quite a la entrega de más un trabajo, como lxs vagxs de antropología que es una rogadera pa que entreguen una etnografía; y seguramente le tocó trasnochar y comer libro, y luchar contra el güord en una picha sala de sistemas. Y lidiar con la impresora. Y a lo mejor y estaba mamado de que en las universidades públicas el presupuesto no alcance pa que hayan residencias suficientes, restaurantes públicos y que la vocación de la universidad gire en torno a “vender servicios” porque si La Universidad no vende, la universidad “no existe”,

Nuevamente, suba con la ruedita del mas un toque y mire la foto. Un estudiante como usted y como yo, un lider etudiantil, un man que se mama las reuniones de un consejo académico para quel a voz de los etudiantes no se quede pegada a la consigna de un muro. Un man que esta semana se graduaba de un curso de esos pa aprender a curar gente, que ya tenía montada la farra de celebración con el parche, y la comida con la familia. A lo mejor y empezaba a preocuparse con esa angustiosa etapa “prelaboral” que embarga a todos los recién graduados en algo. Pero claro, estudiando otra carrera a lo mejor y no se deprimía tanto.

Y es que yo miró la foto y me da una profunda putería que no me deja tiempo para estar mas triste de lo que estoy. Porque este man, que estaba a punto de graduarse de su cursito, apenas empezaba en su carrera de la UNIVALLE y seguramente estaba pa’ grandes cosas, porque cuando la vocación política se traduce en compromiso, y ese compromiso en la certeza de que nuestro país puede ser transformado, la certeza se convierte en hechos. Y los hechos en un nuevo país. País que está por construir sobre las bases de una sociedad donde todos tengamos el derecho a tener derechos, que esta a la espera de nuevas vocaciones, de más compromisos.

Otro estudiante asesinado, como Oscar Ivan, como Geovanny, como Jonhy… como cuantos otros cuyos nombres se destiñen de los murales que a veces adornana nuestra universidad. La apatía de los grupos estudiantiles es escandalosa. Son las asociaciones políticas, culturales, académicas, lúdicas y demás las responsables de no permitir que la muerte se normalice, y que la impunidad moral reine sobre nosotros. La memoria de lxs que han sido asesinados por pensar en la transformación, en honor a ellxs, por respeto a ellxs no debe nunca decaer.

Carteles, pintas, música en las azoteas, joles, plazas, carteleras para plasmar la indignación, comunicados, panfletos… tantas cosas por hacer, para recordar y dejar presentes en las conciencias de lxs estudiantes de la Universidad que Julián era como nosotros. Y que su ejemplo y sus propósitos, como los de otros tantos, seguirán entre nosotrxs.

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