Todo bien, no pasa nada
Dice el reptor, como lo ha venido diciendo desde hace qué: ¿cinco o seis comunicados? ¿cuatro o siete entrevistas? Que por favor, que no es tan grave, que regresemos a la normalidad académica, que eso es tremendismo infundado. Se le reconoce, eso si, que no cayó en los variopintos señalamientos que hiciese en su época el gran reformador, el señor Marco Palacio’s, quien nombrado a dedo por el gobierno Uribe cambio las reglas para que elso rectores siguieran siendo nombrados a dedo por el gobierno de turno, para nuestro caso y coyuntura el mismo gobierno Uribe.
Insiste Moisés en que todo bien. Pero… ¿todo bien? Perdonará el señor reptor pero en su cruzada por quedar bien con todo el mundo, con el gobierno que lo nombró a dedo (si, los rectores en la nacional, tanto como lss decanxs, son nombrados a dedo) y con la comunidad académica (en esa que estamos todxs, los que estamos de acuerdo o no con lo que haya o no que estar de acuerdo) maneja un discurso d equilibrista donde intenta no desconocer la legitimidad de la protesta, mientras trata de desestimarla para aparecer como crítico no del plan de desarrollo, pues cómo va a ser, si el señor reptor no tiene por que meterse en las políticas lescivas para el pueblo colombiano. El defiende su chuzo (..) y punto, tanto como debe hacrlo, según su criterio y el de tantxs otrxs que nos dan clase y se sientan al aldo nuestro, que lo importante es dar clases, asistir a clases y punto. Bueno, importante también vender servicios, y hacer de a extención y la universidad un negocio.
No todo está bien y con la derecha toca como hacía santo tomás: hasta no ver no creer. Hasta no ver firmado el dichoso plan de desarrollo, no creer. Y aún mas: ¿conformarnos con lo que “negocio” el señor reptor? ¿Qué la universidad deba asumir el miserable 3% del pasivo pensional cuando ese miserable 3% significa la bicoca de 90mil millones de pesos? Serán 90mil millones de pesos menos para muchas cosas: para salidas de campo, laboratorios, libros, investigaciones de esas que no son negocio pero que son importantes para el desarrollo (ese si) de una nación. Puede tener razón Moisés cuando dice y patalea que no, que las matrículas no van a subir. Puede tener razón, pero ¿entonces que recortar pa pagar esos 90mil millones?.
Además esta ha sido una “negociación” indigna que no puede pasar indiferente. Porque luego habrá que renegociar otra vez, y otra vez, y con cada vez se ira ensanchando el margen. Es que ni siquiera se esta pidiendo mas presupuesto para la educación. Ni siquiera, Se esta pidiendo que no nos quiten mas. ¿No es acaso justo que el Estado asuma las pensiones de jubilación?
Por eso, y como cualquier grafiti de pared, la protesta se justifica. La asamblea permannete se hace necesaria, y la anormalidad académica una estrategia urgente para movilizar (y garantizar la movilización de) la universidad (o por lo menos aquellxs a quienes no interesa que su presupuesto y orientación nacional sean conformes a su compromiso con el país).
No nos convence esa “negociación”. No nos sirve esa alternativa. Y solo cuando la sociedad civil se moviliza ante los podereosos es que se logra poner tatequieto a los que se autoproclaman el derecho a tener derechos. PORque nosotrxs también, y los exigimos. Y nos movilizamos.
Siguen entonces, muchas cosas mas por hacer. Métase al cuento, porque al que no hace política, se la hacen.
Insiste Moisés en que todo bien. Pero… ¿todo bien? Perdonará el señor reptor pero en su cruzada por quedar bien con todo el mundo, con el gobierno que lo nombró a dedo (si, los rectores en la nacional, tanto como lss decanxs, son nombrados a dedo) y con la comunidad académica (en esa que estamos todxs, los que estamos de acuerdo o no con lo que haya o no que estar de acuerdo) maneja un discurso d equilibrista donde intenta no desconocer la legitimidad de la protesta, mientras trata de desestimarla para aparecer como crítico no del plan de desarrollo, pues cómo va a ser, si el señor reptor no tiene por que meterse en las políticas lescivas para el pueblo colombiano. El defiende su chuzo (..) y punto, tanto como debe hacrlo, según su criterio y el de tantxs otrxs que nos dan clase y se sientan al aldo nuestro, que lo importante es dar clases, asistir a clases y punto. Bueno, importante también vender servicios, y hacer de a extención y la universidad un negocio.
No todo está bien y con la derecha toca como hacía santo tomás: hasta no ver no creer. Hasta no ver firmado el dichoso plan de desarrollo, no creer. Y aún mas: ¿conformarnos con lo que “negocio” el señor reptor? ¿Qué la universidad deba asumir el miserable 3% del pasivo pensional cuando ese miserable 3% significa la bicoca de 90mil millones de pesos? Serán 90mil millones de pesos menos para muchas cosas: para salidas de campo, laboratorios, libros, investigaciones de esas que no son negocio pero que son importantes para el desarrollo (ese si) de una nación. Puede tener razón Moisés cuando dice y patalea que no, que las matrículas no van a subir. Puede tener razón, pero ¿entonces que recortar pa pagar esos 90mil millones?.
Además esta ha sido una “negociación” indigna que no puede pasar indiferente. Porque luego habrá que renegociar otra vez, y otra vez, y con cada vez se ira ensanchando el margen. Es que ni siquiera se esta pidiendo mas presupuesto para la educación. Ni siquiera, Se esta pidiendo que no nos quiten mas. ¿No es acaso justo que el Estado asuma las pensiones de jubilación?
Por eso, y como cualquier grafiti de pared, la protesta se justifica. La asamblea permannete se hace necesaria, y la anormalidad académica una estrategia urgente para movilizar (y garantizar la movilización de) la universidad (o por lo menos aquellxs a quienes no interesa que su presupuesto y orientación nacional sean conformes a su compromiso con el país).
No nos convence esa “negociación”. No nos sirve esa alternativa. Y solo cuando la sociedad civil se moviliza ante los podereosos es que se logra poner tatequieto a los que se autoproclaman el derecho a tener derechos. PORque nosotrxs también, y los exigimos. Y nos movilizamos.
Siguen entonces, muchas cosas mas por hacer. Métase al cuento, porque al que no hace política, se la hacen.